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Cinefórum CCIX: «Los jueves, milagro»

La semana pasada veíamos con sorpresa cómo la censura metía un zarpazo al final de la desternillante El cochecito, de Marco Ferreri, suavizando la parte más negra de esta ácida comedia. Esa misma censura moralista y demoledora es la que nos lleva a proyectar Los jueves, milagro, una película de José Luis García Berlanga (al menos en parte).

Rodada en 1957, esta cinta es el perfecto ejemplo, ya no de la difuminación que la censura puede ejercer sobre el mensaje de un guion, sino de su total deformación hasta límites insultantes. Porque, si bien en el comienzo de la historia es posible apreciar el estilo y la agudeza de Berlanga, a medida que pasan los minutos y particularmente desde que entra en escena el personaje de Martino (Richard Basehart), el tono inicial cambia totalmente. Lo que era una crítica mordaz a la idolatría, la explotación turística desenfrenada y el negocio que gira en torno a lo milagroso, se convierte en un cuento hagiográfico, moralista y sin atisbo de gracia. El incondicional berlanguiano asiste atónito a una usurpación de su espíritu crítico, de su cinismo, en favor de una propaganda religiosa en la que se intuye lo atado de manos y amordazado que tuvo que estar el director que había creado el argumento original.

La razón de todo ello, además del evidente contexto histórico en que trabajó el cineasta valenciano, está en la rocambolesca producción de la película. A mitad del proceso creativo, el productor, Ángel Martínez, vende la compañía a una empresa afín a la prelatura del Opus Dei, lo que hace aterrizar cual pulpo en cacharrería al padre Garau en el guion de la cinta. Esta persona es la responsable de las innumerables correcciones que se llevaron a cabo: rodaje de nuevas escenas adicionales, cambios casi sobre la marcha en los diálogos y correcciones incluso en las salas de montaje y doblaje.

La idea original parte de las presuntas apariciones marianas que habían tenido lugar en el pueblo castellonense de Cuevas de Vinromá y se inspira, a su vez, en otros episodios milagrosos como el de la virgen de Fátima o Lourdes. No en vano, unos años después tendría lugar el inicio del surrealista culebrón del Palmar de Troya. Con todo, podemos disfrutar, más en la primera mitad de la película que en la segunda, de interpretaciones de grandes figuras y grandes voces del cine español de entonces como José Isbert, José Luis López Vázquez, Manuel Alexandre, Paolo Stoppa (Milagro en Milán, El gatopardo) o Félix Fernández.

Los jueves, milagro no es una obra maestra, sin embargo es sumamente interesante como reflejo de una época, así como de una vil y atroz censura que condicionó la industria cinematográfica española durante casi cuarenta años.

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